Graduación Bachillerato y Ciclos Formativos IES Antonio Mª Calero
El pasado viernes 26 de mayo despedimos a una nueva promoción de 2º de Bachillerato que, junto a alumnos/as de Ciclos Formativos, se graduaron en un acto celebrado en el Teatro El Silo. Fue un momento festivo, de celebración, porque ese grupo de chicos y chicas acaban de terminar una importante fase de su formación.
Contra lo que había sido habitual, el viernes fueron los alumnos y alumnas, representados por varios compañeros y compañeras que se adueñaron del atril situado en el escenario, los que tuvieron la palabra. Y aprovecharon su oportunidad (¡vaya si la aprovecharon!). A ratos, incluso para lanzar pequeñas “puyitas” a padres y profesores. Pero siempre -tras una amplia sonrisa-, desde el cariño. Pese a ser intervenciones breves, tuvieron tiempo para destacar momentos que, durante los dos últimos años, les han ido haciendo mayores física e intelectualmente. Con la capacidad de improvisación y la dosis de rebeldía que siempre debe conservar la juventud, también encontraron el modo de reivindicar la importancia que la sociedad debería dar, y no siempre da, a los problemas de salud mental. Y finalmente fueron ellos mismos, los alumnos y alumnas del Calero (en un caso, con el inestimable acompañamiento del tutor de 2ºA, D. Luis), quienes se encargaron dar un toque artístico al acto poniendo la música. Podríamos añadir que también lo intentaron con la poesía, pero en este caso… mejor dejemos un tiempo de reflexión a D. Miguel Ángel para que decida si esos cuatro versos pueden recibir el calificativo de arte.
Sus palabras, y también las reacciones espontáneas que salían de esa zona del patio de butacas ocupada por sus compañeros/as, nos confirmaron que teníamos razones para festejar. Para celebrar el fin de un ciclo educativo que no les ha borrado la sonrisa. Se podía notar la sintonía, el buen rollo, la alegría. Como también, pese a la oscuridad del teatro, se podía percibir la emoción y el comprensible orgullo que flotaba por encima de esa zona del patio de butacas que ocupaban los familiares. Un orgullo y una emoción que, aunque parezca increíble, no era menor en ese lateral izquierdo en el que estaba sentado el profesorado. Porque este grupo de jóvenes alegres, comprometidos, creativos e ilusionados han sido, además, excelentes alumnos/as. Tanto, que nada menos que 21 de ellos (¡sí! ¡veintiuno!) han alcanzado en el bachillerato las excelentes calificaciones medias que les llevan a poder optar a los premios extraordinarios de bachillerato que la Consejería de Educación convoca a nivel provincial.
Con alegría despedimos, pues, a un grupo de jóvenes excelente tanto en su formación académica como en sus valores humanos. Bien preparados para enfrentarse a los retos del futuro, para “comerse el mundo”. Y no podemos negar que, para quienes nos quedamos en el Calero, su marcha nos deja un cierto vacío. Aunque más fuerte que la melancolía es el sentimiento de que, desde el centro, hemos hecho todo lo posible para facilitar su crecimiento como personas. Ya sólo nos queda desearles toda la suerte del mundo y recordarles que aquí seguiremos si en algún momento nos necesitan.